4. Estructura
La Ley se divide en doce capítulos,
referentes a: disposiciones generales, domicilio, personas, familia,
bienes, obligaciones, sucesiones, forma y prueba de los actos, jurisdicción y
competencia, eficacia de las sentencias extranjeras, procedimiento y disposiciones
finales. La enumeración de
estos capítulos permite conocer el contenido fundamental de la Ley: parte general, Derecho Civil Internacional y
Derecho Procesal Internacional,
sin mención especial al Derecho
Comercial Internacional.
La Exposición de Motivos de la Ley explica las razones para
reducir la regulación a estos tres
grandes tópicos. Efectivamente, su carácter general aconseja limitarse a estas
ramas jurídicas, más allá de las cuales tendrían que abordarse temas muy
específicos cuya consideración excedería los objetivos de la Ley, tales como:
seguro, quiebra, sociedades mercantiles, títulos valores, procedimientos
especiales etc., los cuales ameritan ser regulados por leyes especiales sobre
dichas materias. Además, las disposiciones de Derecho Civil Internacional son
aplicables a los aspectos generales del Derecho Comercial Internacional, en
virtud de la creciente tendencia a la unificación del Derecho Privado.
La inclusión del Derecho Procesal Internacional en el ámbito
de Derecho Internacional Privado aún hoy despierta desconfianza en algunos procesalistas.
Considero que esta inclusión responde a la existencia de las relaciones íntimas
entre la cuestión de la jurisdicción, el derecho aplicable y, por último, el reconocimiento de sentencias extranjeras, contenido
triple del Derecho Internacional Privado.
Esta relación es innegable y se refleja en algunas disposiciones
de la Ley cuando, por ejemplo, el derecho que rige el fondo del asunto determina
la jurisdicción
en casos de
acciones relativas a universalidades de bienes
(art. 41)
y en materia
de estado
y relaciones
familiares (art. 42).
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